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Jimi Hendrix es único. Ha pasado medio siglo de su fallecimiento y su música sigue siendo tan salvaje como él. En todos estos años, no ha subido a un escenario ningún guitarrista de blues y rock que haya podido hacernos olvidar aquel estallido eléctrico que sacudió la espina dorsal de la música pop en la segunda mitad de la década de 1960.
Disco a disco, concierto a concierto y con apariciones en festivales ?como los históricos ?shows? que hizo en Monterey y Woodstock?, Jimi Hendrix iba demostrando su valía como guitarrista, compositor, cantante y letrista, asombrando a británicos y norteamericanos. Su estilo era una violenta mezcla de cólera y sentimiento. Guitarristas británicos considerados dioses por los fans, como Eric Clapton, Keith Richard, Jeff Beck, Jimmy Page o Pete Townshend acudían a sus conciertos. Cuando Bob Dylan habló públicamente de Hendrix dijo que era «estratosférico», que nadie ha podido igualar jamás lo que hizo con su canción «All Along the Watchtower».
Su temprana muerte ?supuestamente accidental, aunque el libro recoge varias opiniones discordantes al respecto? junto con las de Brian Jones, Jim Morrison y Janis Joplin dejaron en la música pop unos huecos difíciles de llenar. ?El problema del mundo en que nos movemos ?decía Hendrix? es que la gente te toma por un payaso y te utilizan como si fueras un esclavo del público?.
Jesús Ordovás, el famoso periodista y director de programas musicales en la radio, nos sumerge en los gloriosos años del rock and roll con una frescura que se respira. «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver».